24/5/11

LOS CABLES DE LA EMBAJADA.

Los cables entregados a El Faro por WikiLeaks confirman a la embajada de los Estados Unidos como una contraparte decisiva a la que todas las esferas del poder nacional acuden en busca de apoyo o beneplácito, a la vez que desvelan conspiraciones geopolíticas, los dobles discursos de los gobernantes y hasta las palabras de algún político que admite haber incurrido en delito.

En El Salvador hay decenas de sedes diplomáticas, pero solo una embajada, o al menos solo una a la que no haya que poner apellido, que no necesite bandera al ser nombrada. En El Salvador, por tradición histórica y por influencia política, cuando uno habla de “la embajada” se refiere a la estadounidense. La huella de la ayuda militar de la administración Reagan a la estrategia contrainsurgente del ejército salvadoreño durante la guerra civil de los 80 mantiene a la embajada presente aun hoy, 19 años después de los Acuerdos de Paz, en las teorías conspirativas de la izquierda y en las fotos de familia de la derecha. Su voz o su silencio en época de campaña electoral posiblemente haya decantado miles de votos entre quienes temieron por años que un resultado adverso a los deseos de Washington pudiera cortar el flujo de remesas familiares desde Estados Unidos. En las calles anida el mítico rumor de que sus instalaciones en la colonia residencial Santa Elena, en el municipio de Antiguo Cuscatlán, a las afueras de San Salvador, solo son superadas en tamaño por la embajada estadounidense en Israel.
De esa embajada omnipresente proceden la mayoría de los 942 cables diplomáticos que WikiLeaks entregó hace algunas semanas a El Faro para su análisis y publicación, y que esta semana empezamos a revelar. Su contenido transparenta la visión que la diplomacia norteamericana tiene del proceso de posguerra salvadoreño, y es un escaparate de la naturaleza y funcionamiento de las relaciones de Estados Unidos con el gobierno y los principales actores políticos y económicos de un país al que considera, según se recoge varias veces en los cables, su “leal aliado”.
Si a las puertas de la embajada de Santa Elena acuden a diario en peregrinación cientos de hombres y mujeres en busca de visa para migrar hacia el Norte, donde ya habita un tercio de la población salvadoreña, sus despachos aparecen también, documento a documento, como lugar de paso obligado para las élites nacionales. Durante años, prominentes funcionarios públicos, líderes partidarios y empresarios han visitado la embajada para compartir con diplomáticos estadounidenses sus temores y opiniones personales, así como estrategias políticas ocultas que no confesarían en público a los ciudadanos salvadoreños.
Las actas de algunas de esas visitas ponen en evidencia, por ejemplo, el doble discurso del gobierno de Antonio Saca en cuestiones de política internacional, constatan las estrategias conspirativas de sectores de la empresa privada temerosos de una victoria del FMLN en las elecciones de 2009 y descubren a una oposición que, ante la posibilidad de alcanzar el Ejecutivo, corre a congraciarse con Washington y se desdice de promesas de campaña anteriores.
Sentados frente a funcionarios norteamericanos, políticos salvadoreños admiten incluso la comisión o conocimiento de diferentes tipos de delito, como la presentación de firmas falsas en el proceso de legalización de un partido ante el Tribunal Supremo Electoral (TSE), un organismo que la embajada califica en varios de los cables como “dominado por Arena”. En este sentido, es especialmente dramático asistir al detallado relato que ciertos cables hacen de conversaciones en las que altos funcionarios o incluso un Fiscal General de la República trasladan a los representantes del gobierno de Estados Unidos sospechas de corrupción o acusaciones directas contra ministros o contra jefes policiales por presuntos delitos que van desde el enriquecimiento ilícito hasta el encubrimiento de lavado de dinero. Ninguno de los funcionarios que hicieron al oído de Estados Unidos estas denuncias divulgó las pruebas que dijo tener en su poder o emprendió una investigación formal, aun cuando hacerlo estuviera, por ley, entre sus atribuciones.
La administración Saca
El paquete de 942 cables entregado por WikiLeaks a El Faro para su análisis y divulgación es parte de los 250 mil cables del Departamento de Estado entregados hace un año al New York Times, El País, The Guardian, Der Spiegel y Le Monde, y comprende 564 documentos tipificados como desclasificados, 271 como confidenciales y 17 como secretos. 878 fueron redactados por la embajada estadounidense en El Salvador y enviados a distintas instancias del Departamento de Estado, a menudo con copia a otras delegaciones diplomáticas en la región. Los otros 64 se originaron en la sede de la Secretaría de Estado o en terceros países con presencia diplomática norteamericana. Dos de ellos proceden de la embajada estadounidense en Polonia y se refieren a procesos políticos o negociaciones petroleras en Europa central, sin ninguna relación con El Salvador.
El primero de los cables en poder de El Faro está fechado el 27 de febrero de 2003 y el último el 23 de diciembre de 2008, pero solo los primeros cinco pertenecen al período del gobierno de Francisco Flores. Casi la totalidad corresponden, por tanto, a los años en que el presidente de la república era Antonio Saca, y el canciller era Francisco Laínez y es su administración la que resulta retratada en las revelaciones que durante las próximas semanas hará El Faro. En el período que abarcan los cables entró en vigor el CAFTA, ocurrieron los sucesos del 5 de julio de 2006, se ventilaron en plena campaña electoral las sospechas de vínculos entre el FMLN y las FARC tras la muerte de Raúl Reyes y la captura de sus computadoras, se enviaron 11 contingentes militares salvadoreños a Iraq, se impulsó una reforma fiscal, se crearon dos fideicomisos, renunciaron un ministro de Hacienda y un secretario técnico de la presidencia, se celebró una elección legislativa y municipal en 2006 y se eligieron dos candidatos a la presidencia con la mirada puesta en 2009.
Asimismo, los cables originados en la embajada en El Salvador corresponden a los períodos de los embajadores Douglas Barclay y Charles L. Glazer. Barclay, senador estatal de Nueva York durante 20 años, fue un fuerte financista de las campañas electorales de George W. Bush y estuvo destinado en San Salvador entre diciembre de 2003 y julio de 2006. Glazer, un banquero de inversiones de Connecticut, estuvo en el país desde enero de 2007 hasta enero de 2009. Destacados miembros del partido republicano ambos, ninguno de los dos tenía experiencia diplomática previa cuando llegó a San Salvador.
Durante la misión de ambos embajadores, las relaciones bilaterales entre Estados Unidos y El Salvador fueron fluidas a la luz de lo que recogen los cables, y estuvieron marcadas principalmente por tres temas: la presencia de tropas salvadoreñas en Iraq, la insistente búsqueda de un nuevo tratado de extradición entre los dos países y la constante deportación de ciudadanos salvadoreños desde Estados Unidos.
Esas deportaciones fueron, según hacen constar funcionarios estadounidenses en diferentes cables, “el único punto de roce” ocasional entre la administración Saca y el gobierno de Bush. Las actas de reuniones entre la embajada y funcionarios de Cancillería o del gabinete de Seguridad recogen repetidos reclamos de las autoridades salvadoreñas, que relacionaban en buena medida el problema de criminalidad del país con la llegada de deportados con antecedentes penales en Estados Unidos. Irónicamente, según muestran los documentos, en 2006 el gobierno salvadoreño accedió a abanderar los procesos de deportaciones masivas. Por el contrario, la presencia de tropas en Iraq aparece como el mayor punto de afinidad entre ambos gobiernos. El constante envío de nuevos contingentes del Batallón Cuscatlán entre 2003 y 2008 sirvió para que Estados Unidos valorara a El Salvador como un aliado incondicional en la lucha contra el terrorismo internacional promulgada por Bush, hasta el punto de que Washington se atrevió a solicitar a Saca que acogiera en su territorio a presos de Guantánamo.
Fuera de estos tres asuntos bilaterales y de la preocupación compartida por la creciente incidencia del gobierno venezolano en Centroamérica, es la política interna salvadoreña la que concentra la mayor parte de los intercambios epistolares entre la embajada y la sede de la Secretaría de Estado en Washington. Los cables retratan a El Salvador como un país en lento proceso de construcción institucional; en el que Arena y el FMLN son, según firmaba Barclay en septiembre de 2006, “dos extremas polares que trabajan más uno contra el otro que por el bien común”; cuya economía está controlada “por un pequeño grupo de gente”; y en el que tanto en el sector público como en el privado “es más importante a quién conoces que lo que sabes”, en palabras de Glazer en agosto de 2007.
En cuanto a la administración Saca, la embajada la perfila en sus primeros años como eficiente en su gestión económica y comprometida con la solución de los problemas de seguridad del país, aunque a medida que avanza el tiempo se van consolidando entre los funcionarios estadounidenses fuertes dudas sobre la capacidad del gabinete de Seguridad y una creciente preocupación por la solvencia financiera del gobierno salvadoreño, que en diciembre de 2008 sufría según fuentes de la embajada un grave problema de liquidez por culpa, según Glazer, de “políticas económicas poco meditadas”.
La principal constante en los casi mil cables analizados por El Faro es, en todo caso, una evidente preocupación de Estados Unidos por las elecciones presidenciales de 2009. Durante toda la gestión Saca, la embajada interpretó cada movimiento del voluble panorama político salvadoreño bajo el criterio del efecto que pudiera tener en el desempeño electoral de Arena. Esto explica que durante todo 2007 la representación diplomática prestara especial atención a la posible candidatura presidencial del alcalde de San Miguel, Wil Salgado, por el impacto que esta hubiera podido tener entre los votantes de derecha. 
Cuestiones esenciales de las relaciones bilaterales, como le renovación del TPS, la implementación del CAFTA, la posible designación de El Salvador como Aliado Importante No-OTAN o el ritmo de desembolsos de los fondos de la Cuenta del Milenio también se analizaron teniendo en cuenta, entre otros criterios, su posible efecto en la elección de 2006 primero y en la de 2009 después. La conformación de alianzas entre partidos y el proceso de elección de candidatos, con especial atención al “interés de Saca en que René Figueroa sea su sucesor”, que Barclay ya reseña en 2006, reciben abundante espacio y derivan incluso en propuestas de acción enviadas por la embajada a Washington para que interfiera en el proceso.
Enfrente, los cables reflejan también los esfuerzos del FMLN por mejorar sus relaciones con la embajada estadounidense a partir de la segunda mitad de 2006 -después de los asesinatos de policías cometidos por Mario Belloso en una manifestación- y en 2007, especialmente durante los meses previos a la postulación oficial del ahora presidente Mauricio Funes como candidato. Funes era, según revelan los cables, un candidato en el que la embajada estadounidense no confiaba. Por un lado, oficiales políticos de la embajada dudaban de cuál era en detalle su ideología. Después, el mismo embajador Glazer expresó dudas sobre la capacidad que el ex periodista tendría para gobernar de forma independiente frente a un FMLN que a ojos de la diplomacia norteamericana oscila desde hace años entre un “marxismo semidemocrático” y el “estalinismo centralista”, y que a pocos meses de la elección de marzo de 2009 concentraba todavía todos los miedos históricos de Estados Unidos hacia la izquierda centroamericana que impulsó las revoluciones de los 70 y los 80.
Los cables de WikiLeaks, con frecuencia, parecen retratar la gran distancia que puede haber entre los discursos y los argumentos públicos de los gobernantes y los políticos, y las convicciones o razones que estos expresan lejos de cámaras, micrófonos y grabadoras.
Tomado de www.elfaro.net

9/5/11

CUANDO SEPAS QUE HE MUERTO NO PRONUNCIES MI NOMBRE



Este 10 de mayo se cumplen 36años del asesinato del mejor poeta salvadoreño que su historia parió. Eternos Indocumentados, estando inspirado en su amplio legado, no podía quedarse atrás en su recuerdo. Humildemente hemos dedicado una pequeña biografía de nuestro insigne poeta.

Roque Dalton García, nació el 14 de mayo de 1935 en San Salvador (El Salvador), tres años después de la insurrección campesina, que violentamente había sido suprimida y dejado como saldo más de 35,000 indígenas y obreros muertos, entre ellos a nuestro gran Farabundo Martí.


Sus padres fueron, el caza fortunas y millonario estadounidense Winal Agustin Dalton y la humilde capitalina enfermera, María García Medrano. Según lo refirió Huezo Mixco, en unos de sus libros, (está también en los 3 tomos de D.P.I., de donde he sacado buena parte de la información) aquella improbable relación entre dos personas provenientes de dos mundos social y económicamente tan dispares ocurrió fortuitamente, cuando Mr. Dalton fue internado en el Hospital Rosales a raíz de un altercado. María curó sus heridas, el millonario la cortejó, y de esa unión nació, – como muy bien dice el escritor valenciano, Enrique Falcón - el mejor poeta revolucionario de la historia centroamericana.

Roque, estudió en los mejores colegios católicos de la capital salvadoreña, ayudado económicamente por su padre y por los malabares económicos de su madre, quien era una mujer muy cristiana. Cuando Roque cursaba los primeros años de escuela, ya destacaba como alumno sobresaliente, ganándose así la simpatía de los jesuitas que dirigían los colegios por los que pasaba.

En esos mismos años, y cuando la segunda guerra mundial terminaba, en El Salvador el escenario cultural y literario, a consecuencia de los años de represión militarista, se iba transformando, pasando desde un simple antifascismo, hasta el tan anhelado marxismo. De todo esto, Roque nunca pasó inadvertido.

A principios de 1950, nace la generación comprometida, en la que Roque años más tarde formaría parte, con un núcleo de escritores bastante nutrido, entre los que destacan Álvaro Menéndez Leal, Ítalo López Vallecillos y Waldo Chávez Velasco. En 1953, cuando ya Dalton llevaba algunos años escribiendo poesía, recibe su primer reconocimiento público, de parte de su profesor de literatura, el jesuita, Alfonso de María Landarech.

Cuando el incipiente poeta termina su bachillerato, en marzo de ese mismo año, decide viajar a Chile para estudiar abogacía; es ayudado, en parte, por los jesuitas, de la Universidad Católica de la misma congregación. Poco tiempo pasaría allí, ya que a los 6 meses decide cambiarse a la universidad estatal, lugar donde desarrollaría sus aptitudes intelectuales y políticas.


Para esos meses de universitario en Suramérica, y colaborando para la revista de su universidad, intenta entrevistar al famoso muralista y comunista mexicano, Diego Rivera. En Radio Habana, años más tarde, contaría Dalton que, antes de la entrevista, el muralista le preguntó: por su edad y por sus cocimientos acerca del marxismo; Dalton respondió que tenía 18 años y que nunca había leído la filosofía liberadora alemana. El mexicano, furioso le echó del salón donde se desarrollaría la entrevista, diciéndole que tenía 18 años de ser un imbécil. Este golpe moral, marcaria el resto de su vida y lo obligaría a estudiar a fondo los libros de Carlos Marx. (Merece la pena anticipar, que Roque hasta el último día de su vida, fue un marxista-leninista de pura cepa.)

Un año más tarde, “el unicornio azul” regresa al “pulgarcito”, y continúa sus estudios en la Universidad Nacional, destacando como periodista y como uno de los intelectuales más importantes del país, que resultaba incomodo para el gobierno y los sectores derechistas oligarcas. En esas fechas le nace la fama, de poeta comprometido con la “izquierda radical”; y para 1957, y a base de su reconocida trayectoria literaria, viaja a Moscú como representante universitario, al sexto congreso mundial de la juventud; es ahí donde conoce y traba amistad con intelectuales de la altura del turco Nazim Hikmet, el premio nobel de literatura, Miguel Ángel Asturias, ( de quien luego se enemista) al fundador del Frente Sandinista, Carlos Fonseca, y al argentino Juan Gelman. Ese mismo año se afilia al Partido Comunista Salvadoreño, PCS.


En san Salvador, el 15 de diciembre de 1959, con 24 años de edad, Roque es apresado por primera vez, luego de haber abucheado, como líder estudiantil, un desfile militar que conmemoraba el golpe de estado de 1948. Cobró su libertad el 7 de enero de 1960.

Meses después de su primera captura, contrae nupcias con su amiga de infancia Aida Cañas, con quien además procrea tres hijos: Roque Antonio, Juan José y Jorge. El primero, (Roquito) caería combatiendo como guerrillero del FMLN, en las heroicas montañas de Chalatenango en 1981. Los otros dos se dedican al periodismo y al cine respectivamente.


Ese mismo año el gobierno salvadoreño, presidido por el coronel Lemus, arrecia su represión militar contra sindicatos y estudiantes, Dalton al verse amenazado se esconde, pero el 13 de octubre es descubierto y capturado nuevamente por la Policía Nacional. Los estudiantes, familiares y amigos presionan al gobierno para que lo dejen en libertad, pero Lemus, niega tenerlo en su poder. Finalmente acepta que, se encuentra en las bartolinas capitalinas a espera de sentencia, imputándole los delitos de rebelión y sedición.


Antes de diciembre con un golpe de estado, cae el gobierno, y Dalton recupera su libertad, pero pocos meses más tarde y El Salvador con nuevo dictador, este es expulsado del país. Dalton se refugiará en México. Años más tarde, un oficial de alto rango de la policía, comunicaría que Roque en prisión había sido condenado a la Pena de Muerte.


Estando en México, se inscribe en la Universidad Autónoma UNAM, en la carrera de antropología, en la cual llega a conocer profundamente la cultura mesoamericana. Para estas fechas, publica su primer libro profesional, La ventana en el rostro. Viviendo en la capital azteca, conoce al escritor Eraclio Zepeda, con quien llega a tener gran amistad.

Cuando empieza a viajar a Cuba, como representante político del PCS, por las amistades que ahí tiene, y seducido por la revolución cubana, decide trasladar su
domicilio al país caribeño. En esos días comienza su relación con Casa de las Américas, y es en esta sede cultural, que publica El turno del ofendido, del cual llegó a recibir mención honorífica. En este país, además de adiestrarse en el universo literario, lo hace en el campo militar.

Con el apoyo de Cuba en 1964, y bajo los lineamientos del PCS, regresa clandestinamente a El Salvador para participar en la organización de la lucha armada. Pero la vida bohemia de Roque, mas la ayuda de la C.I.A. al gobierno salvadoreño,
facilitaría su recaptura, y es trasladado al centro penitenciario de Cojutepeque, donde pasa 2 meses recluido. A raíz de un fuerte seísmo que derribó los muros de la prisión, Dalton se fuga.


Luego de pasar un tiempo por Guatemala y México, en 1965 finalmente regresa a Cuba.


Después de haber realizado algunos viajes por Europa, como representante del PCS, decide radicarse con su
familia en Praga (1966). En la capital checoslovaca, conoce al popularísimo Regis Debray, y entrevista al luchador salvadoreño afincado en Moscú, el dirigente obrero-campesino, Miguel Mármol, quien milagrosamente se había salvado del genocidio del 32, y que en esa época se encontraba de viaje por el centro de Europa.


En Praga termina, Taberna y otros lugares, libro que a posteriori fuera premio internacional de Casa de las Américas, y su principal y obra maestra.


El 1968, Roque, que veía para esos años la lucha armada como única solución al conflicto salvadoreño, cuestiona duramente la posición burguesa y quietista de los líderes del PCS, tildándolos de pusilánimes. Mese
s después solicita su exclusión del PCS, y vuelve con su familia a Cuba.


Ese mismo año entrevista al poeta nicaragüense Ernesto Cardenal, y rompe además su relación con Casa de las Améric
as (1970). Al dejar la institución, pasa a trabajar para la Agencia de Prensa Latina; estando en la APL, en 1972, viaja por Francia, Vietnam, Corea del norte y Chile. En su llegada a París, conoce al insigne marxista, Salvador Cayetano Carpio, conocido como comandante Marcial, ex secretario general del PCS y máximo fundador de las Fuerzas Populares de Liberación FPL, “Farabundo Martí”. Las FPL habían nacido del seno del PCS, y su ideología era de corte, marxista leninista.

El poeta revolucionario, para esas fechas, ya buscaba incorporarse a la lucha guerrillera latinoamericana, de hecho al comandante Marcial le solicitó ingresar a las FPL, pero este le recomendó que sería más útil como propagandista marxista, que combatiente militar. Días después a la entrevista con Marcial, y por medio del gobierno cubano, se reúne con el comandante Sebastián, o Alejandro Rivas Mira, miembro fundador del entonces naciente grupo guerrillero salvadoreño de ideología socialdemócrata, Ejército Revolucionario del Pueblo ERP. Cuba estaba ya apoyando esta organización, pero necesitaba un enlace de confianza. El enlace sería pues, Roque Dalton.

El día de navidad de 1973, Roque regresa de nuevo clandestinamente a El Salvador, para incorporarse al ERP, como asesor en materia de comunicación político-militar, bajo el seudónimo de Julio Delfos Marín o Julio Dreyfus. Su rostro ya no era el mismo, había sufrido un cambio de imagen. Dalton se había sometido a una cirugía plástica, practicada por el equipo médico que preparó el ingreso del Che Guevara a Bolivia.


A poco más de un año de haber iniciado su labor como asesor y propagandista del grupo guerrillero, junto a la combatiente Lil Milagro y Armando Arteaga, es secuestrado por el mismo grupo insurgente en el que militaba. Infundadamente fueron acusados de conspiración y subordinación. La primera, compañera sentimental del poeta, quedó en libertad, pero días después, desertó de la organización y se refugió en la Resistencia Nacional RN. (La RN fue junto al ERP, FPL, PCS y PRTC, de las organizaciones guerrilleras que bajo la dirección de Marcial, dieron vida al FMLN) Roque y Arteaga continuaron secuestrados por más de un mes.

El 5 de mayo se les inició el “juicio sumario”, imputándoles otro impúdico cargo: colaborar con la CIA. En este improvisado juicio fueron sentenciados ambos al fusilamiento, cuya ejecución sucedió la mañana del 10 de mayo de 1975.

Sus captores, luego de asesinarlos abandonaron sus cadáveres en el lugar conocido como el playón, al sur de la capital salvadoreña. Los restos de Roque y Arteaga nunca fueron encontrados, ya que fueron devorados por perros y las aves de rapiña que acechaban el lugar. Los asesinos de Dalton y Arteaga, que en principio se consideraban ideológicamente “socialdemócratas” y ahora de Derechas, son los pérfidos ex comandantes: Joaquín Villalobos, Alejandro Rivas Mira, Jorge Meléndez, Eduardo Sancho, y Vladimir Rogel. Los tres primeros, decidieron la ejecución. Villalobos y Meléndez, públicamente han confesado el hecho.

Atilio, seudónimo de Villalobos, en 1993 concedió una entrevista a cerca del asesinato a Juan José Dalton, que fue publicada en el periódico Excélsior de México. En esta entrevista aunque reconoció que el crimen fue “un error de juventud” no mostró arrepentimiento ni mucho menos pidió disculpas a sus familiares. Atilio, “paradójicamente”, quien acusó a Dalton de colaborar para la C.I.A., hace unos años atrás trabajó en México como asesor militar de Vicente Fox, para desaparecer al ejército Zapatista de Liberación Nacional, y actualmente es quien asesora al gobierno ultraderechista y narco-colombiano, en la “derrota” de las FARC.

Jorge Meléndez, se desempeña actualmente el cargo de Director de protección Civil, en el neoliberal “Gobierno de Unidad” nacional, que integran los amigos de Mauricio Funes y el actual FMLN.



A 36 años de la desaparición física de Roque, sus asesinos aún no pagan por el crimen, pero desde este humilde blog, seguiremos denunciándolos, hasta que se haga justicia.

CUANDO SEPAS QUE HE MUERTO, NO PRONUNCIES MI NOMBRE

PORQUE SE DETENDRÍA LA MUERTE Y EL REPOSO (R.DALTON)

4/5/11

El día de la Cruz y la Espada.


Según la tradición católica, una noche del 3 de mayo cercano al año 315, el asesino de cristianos, Flavio Valerio Aurelio Constantino, San Constantino, o Constantino el Grande, tuvo una visión, en la que creyó apreciar una cruz con unas letras que decían: In hoc signo vincis" (Con esta señal vencerás). Así fue: bajo el pretexto de esa señal descuartizó a miles de personas en lo que le restó su poder como emperador romano.

El 6 de agosto de 1526 en San Salvador, el imperio católico-español con don Diego de Alvarado a la cabeza, (criminal por excelencia) -que portaba un gran crucifijo en el pecho-, ante sus jubilosos compinches, y al grito de “viva dios y el rey”, levantó su espada en alto, en señal de haber aniquilado a nuestros antecesores cuscatlecos. Después de la matanza en la que por fin habían conquistado el territorio salvadoreño, cada 6 de agosto, en coincidencia con la fecha en que la Iglesia católica celebra la Transfiguración de Jesús, los vencedores sacaban a relucir la susodicha espada.

El 6 de Agosto y el 3 de mayo, para nuestros primeros antepasados vencidos, la espada y la cruz, representaban dos símbolos inequívocos del aniquilamiento cuscatleco. Con forme fuimos mestizandonos, nos acostumbramos a las tradiciones españolas. Ahora llegamos al masoquismo - como este día- de conmemorar los símbolos del aniquilamiento pipil.